La margarita; Parte I

Un cuento de Hans Christian Andersen sobre una margarita y una alondra. La flor y el ave florecen en su entorno.

Intermedio

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¡Ahora escuchen!
En el campo, cerca del camino, hay una granja; tal vez, han pasado por ahí y la han visto ustedes mismos.
Ahí, había un pequeño jardín de flores con cercas de madera pintadas al frente; muy cerca había un pequeño arroyo; en sus frescas y verdes orillas crecía una pequeña margarita. El sol alumbraba el arroyo con tanta calidez y claridad como en el magnífico jardín de flores, y por eso la margarita crecía bien.
Una mañana había abierto por completo; sus pequeños pétalos blancos rodeaban el amarillo centro como los rayos del sol.
No le importaba que nadie la viese en el pasto, ni que fuese una pobre flor despreciada. Por el contrario, estaba muy contenta y se giraba hacia el sol, mirando hacia arriba y escuchando el canto de una alondra en las alturas.