Cuento de un perro, por Mark Twain; Parte III

El cuento de una mascota casera leal, escrito por Mark Twain

Intermedio

Lee y escucha esta historia en Beelinguapp!

Otras veces me acosté sobre el piso en el taller de la señora de la casa y dormía.
Ella gentilmente me utilizaba de banquito para los pies.
Sabía que me gustaba, ya que era una caricia.
Otras veces me pasaba una hora en la habitación del bebé.
Me despeinaba mucho y me sentía feliz.
Otras veces veía la cuna de esa habitación.
Cuando el bebé estaba dormido y lo cuidaba durante unos minutos mientras hacía sus cosas de bebé.
Otras veces retozaba y corría a través de los pastos y el jardín con Sadie hasta cansarnos.
Después me dormía sobre el pasto bajo la sombra de un árbol mientras ella leía su libro.
Otras veces iba a visitar a los perros vecinos.
Había unos que me caían bien que no estaban muy lejos.
Y había uno muy guapo y cortés y agraciado, un setter irlandés de cabello chino que se llamaba Robin Adair.
Era Presbiteriano igual que yo.
Y le pertenecía al ministro Escocés.
Los sirvientes en nuestra casa eran todos muy buenos conmigo.
Me tenían cariño.
Así que, como verás, mi vida era una vida agradable.