Juicio por asesinato; parte III

Charles Dickens nos entrega una de las primeras historias de fantasmas publicadas entre un público extenso. Una historia maravillosa que combina un juicio por asesinato y fantasmas.

Intermedio

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Si me hubiesen llamado en ese momento, dudo que hubiese podido contestar de forma audible. Pero fui el sexto o el octavo en ser llamado al panel, y para ese momento ya era capaz de decir, "¡Presente!". Ahora, presten atención. Cuando me paré en el estrado, el prisionero -que había estado mirando atentamente pero sin ninguna señal de preocupación- se agitó de una manera violenta y llamó con señas a su abogado. El deseo de recusarme era tan evidente que provocó que se hiciese una pausa, durante la cual el abogado -con la mano apoyada en el banquillo- cuchicheaba con su cliente y agitaba la cabeza. Después supe por ese caballero que las primeras palabras aterradas del prisionero fueron: "¡Como sea, recuse a ese hombre! Pero como no dio ninguna razón para ello y admitió que jamás había escuchado mi nombre, sino hasta que me llamaron y me presenté, no se hizo así.